Soy ingeniero civil electricista de la Pontificia Universidad Católica de Chile, donde también realicé un magíster en Ingeniería Eléctrica en el laboratorio de vehículos eléctricos. Adicionalmente, durante mi etapa universitaria, incursioné en el emprendimiento, colaborando con otras personas en el intento de crear dos startups. La primera se denominó “Proyecto Seco”, que consistía en un secador solar de nueces y el segundo fue “Solgel”, emprendimiento enfocado en analizar las licitaciones de energía y poder ofrecerles a las empresas que precisamente venden energía un software para optimizar el precio de oferta en las licitaciones.
Hoy trabajamos como colegas, pero la verdad es que Ricardo Repenning, uno de los fundadores, fue mi profesor en la universidad y él me contactó para trabajar con el equipo de Reborn. Me costó aceptar, porque estaba enfocado en el magíster que estaba haciendo en ese entonces, pero lo pensé bien y decidí sumarme al equipo a fines de 2019. Ha sido la mejor decisión; no me arrepiento. Quería contribuir al desarrollo de tecnología en Chile, tanto para el país como para el mundo, y creo que Reborn es la mejor empresa para iniciar este camino.
Empecé en Reborn como ingeniero eléctrico de desarrollo y después se me asignó el rol de project manager para la creación de la fábrica en Rancagua, la primera de su tipo en Sudamérica, enfocada en la fabricación de buses eléctricos. Junto a mi colega Javier Vera diseñamos la infraestructura, adquirimos la maquinaria y desarrollamos los primeros equipos de trabajo. Luego de eso, y con un equipo técnico de seis personas, pasé a ser jefe de planta. Bajo este rol tuvimos que hacer crecer la fábrica tanto en capacidad productiva como personal, pasando de los primeros seis apasionados técnicos electromecánicos a 40, y escalando la producción de menos de un bus a la semana a la capacidad actual de fabricar cuatro buses en el mismo período, lo que se traduce en la capacidad de poder fabricar 200 buses al año. En Reborn, pertenezco al “consejo de ancianos” (el más viejo tiene 35 años). Además de los fundadores, Felipe Cevallos y Ricardo Repenning, somos seis ingenieros que llevamos más de 4 años en la empresa, los más antiguos, los que también sentimos que somos fundadores. Gracias a ese sentimiento y a la cohesión del equipo hemos logrado superar todas las dificultades que se nos han presentado dándolo todo por este exitoso proyecto.
Ha sido una carrera rápida. Desde hace un mes estoy ejerciendo como jefe de la división comercial, un desafío nuevo completamente diferente al área de operaciones que lideraba anteriormente. Mi nuevo foco está en ejecutar los planes de ventas, gestionar las campañas de marketing, fortalecer el posicionamiento de marca y desarrollar nuevos negocios. Estoy muy motivado en lograr todas las cosas que tenemos pensadas para el próximo año.
En Reborn confían mucho en mí y eso me desafía día a día a seguir adelante e ir por más. Gracias a esto, he logrado pasar por diversos cargos y desarrollar muchas habilidades: desde el diseño de componentes hasta la contratación del personal, o liderar las operaciones de la fábrica y el desarrollo de nuevas oportunidades de negocios.
Desde nuestros inicios, nos hemos enfocado en la sostenibilidad y aspiramos a convertirnos en una empresa líder referente en este ámbito. Nos encontramos en un constante proceso de expansión, y mi visión es que Reborn se posicione como la principal empresa de fabricación de autobuses eléctricos en Latinoamérica. Estoy convencido de que en Chile hay un potencial inmenso para la creación de tecnología avanzada, y considero que Reborn es y seguirá siendo un ejemplo claro de este potencial.